31 de mayo de 2007

Martín

Yo lo conocía de la escuela. De verlo nomás. Estaba en tercero cuando yo estaba en primero. Ni me registraba, por supuesto. Y yo a él sólo por el nombre, sin más datos. Después entró a mi mente como el primo de Hernán, que sí iba a mi curso. Y a través de Hernán entró a mi vida también. En el boliche se acercó para hablar. No me acuerdo cómo fueron los diálogos ni los besos. Sólo me acuerdo de la alfombra de la casa de su abuela, sus lastimaduras en los empeines y del auto gris.
"Mirá, tengo novia, dejame pasar unos días hasta que corte con ella..."
"Mpfmjmjiji!! Ta bien, después hablamos"
Obviamente, nunca pensé en que corte con su novia y que estemos juntos.
Después supe que Hernán le pasó el dato de que a lo mejor pudiera pasar lo que sucedió.
Esto fue en el verano, no me acuerdo la fecha.
Para abril estábamos en nuestros hogares de estudio, que muy casualmente (sin ironías) estaban a ¡¡¡¡3!!!! cuadras.
Terminamos siendo un cuasi matrimonio clandestino. Al punto de extrañarlo con locura cuando no estaba con él. Me enseñó muchas cosas, le enseñé otras. Creo que terminé un poquito enamorada, aunque su ausencia posterior (después de varios meses) no me causó mucho dolor, como se esperaría de un enamoramiento de verdad.

30 de mayo de 2007

Sigamos
G vivía en la otra cuadra de mi casa. Nunca fuimos amigos porque él era 5 años más grande que yo. De hecho, yo ni lo registraba.
Una tarde, pasé por la puerta de su casa. Él estaba arreglando su moto, y yo lo saludé. No sé por qué lo saludé porque nunca lo hacía... Y él me saludó por supuesto.
2 o 3 saludadas más y se ofreció a llevarme hasta donde yo iba. Me llevó hasta la biblioteca, me esperó y me trajo de vuelta. Cuando me dejó en mi casa, me invitó a ir al club. Muchos recuerdos más no tengo, lo que sí me acuerdo es que nos dimos nuestro primer beso a orillas del río, en el Tigre.
Así empezó nuestra relación. Lo amé mucho, nos amamos mucho. Le dediqué muchos besos y pocas lágrimas. Nos llevamos muy bien durante todo nuestro noviazgo. Salíamos con mi grupo de amigos, me acompañaba o me iba a buscar a la escuela, íbamos a San Isidro a pasear... Éramos los dos inexpertos en materia sexual. Sí, él era virgen, y teniendo en cuenta de que tenía 21 años, pude tener un panorama de su personalidad. Entonces el tema sexual no era 100 por ciento satisfactorio.
Él no sabía hacer las cosas, y yo no tenía experiencia como para decirle lo que tenía que hacer.
Conclusión: le fui infiel muchisimas veces. Nunca se enteró. No me puse a pensar por qué no corté con él antes, pero ahora que lo pienso, nunca cortamos porque era el novio ideal. Nuestras familias se conocían. Él era una excelente persona. Todo arregladito y seriecito... Y si yo lo mandaba al carajo, no iba a poder decir que lo cortaba porque me estaba matando con su eyaculación precoz...

29 de mayo de 2007

Uno de mis primeros amores fue C. Grandísimo para mi edad. Yo tenía 12, de eso estoy segura. De lo que no estoy segura es de su edad. Creo que 18, calculando la edad de mi hermano en ese momento.
Alto, pelo negro, ojos celestes. Tenía una novia que era la envidia de todos los chicos del barrio. Y para mí era un dios inalcanzable. Y si lo alcanzaba, no estaba muy segura qué hacer con él.
Una tarde, estábamos mirando una película mi hermano, C y yo. En una pausa, mi hermano se va a comprar una ¿gaseosa? al kiosko y C se sienta más cerca mío. Me empieza a tocar el pelo, a acariciar la cabeza... Mis sensaciones eran un torbellino. Ganas de salir corriendo, ganas de quedarme... No podía hablar ni mirarlo a los ojos. Sólo miraba la tele aparentando estar concentradísima en las publicidades. Hasta que en un momento, lo miré, en silencio. Y nos dimos un beso largo, como el que yo veía en las novelas. Su lengua adentro de mi boca me sorprendió. Aún hoy recordando ese beso, siento las mismas sensaciones que sentí en aquel momento. El beso habrá durado apenas 8 segundos, que para mí fueron 8 horas...

Durante el resto del día, no hablamos del tema. Al día siguiente, cuando pudimos estar solos, me pidió disculpas por no haber podido contenerse... Igual cuando nadie nos veía, nos seguimos dando "piquitos".
Ya en esa época pude disimular delante de su novia, aparentando ser una dulce e inocente niñita que nunca se fijaría en un hombre mayor...

28 de mayo de 2007

Diego merece este post.

Nos conocimos de manera increíble. Primero por teléfono, después personalmente.
Nos citamos telefónicamente en el bar de la esquina. Él debía llevar un pañuelo rojo para que yo pueda identificarlo. Me gustó de entrada. Hablamos. Su dulzura me impactó. Su manera de hablar. Sus ojos. Sus labios.
Hablamos muchas veces más por teléfono. Nos encontramos muchas veces. Exclusivamente en mi departamento. Íbamos a librerías, paseábamos mucho. Hacíamos el amor 3 o 4 veces por día.
Fue sin duda un hombre que nunca voy a olvidar. Siempre pienso en él y reprimo la tentación de llamarlo, aunque sé que ya no vive en la casa de sus padres. La última noticia que tuve de él es que vivía en Las Cañitas y que tenía ganas de irse a España.


Las cosas que he hecho por él.

Cuando estaba con él, mi filosofía de vida fue pasarla bien. Sin compromisos. Hasta que apareció M y me brindó toda la seguridad que yo necesitaba, aún sin saberlo. Cuando se lo comenté a él, me reprochó que le haya hecho el discurso de la feminista liberada si lo único que yo quería era un hombre que no le escape al compromiso. Lo único que le dije fue: "Una palabra tuya puede cambiar la historia".

Obviamente, no la dijo. No sé si se arrepintió después. No sé si él me recuerda de la manera en que yo lo recuerdo. No sé si siquiera se acuerda de mí. Pero lo que sí sé es que sólo una palabra suya podría haber cambiado mi destino. Sólo una palabra suya y no estaría acá en este momento.

Fue un momento clave de mi vida.

Me alegro que las cosas hayan resultado como resultaron. Porque soy feliz con mi vida. Muy feliz.
Pero nunca dejo de pensar qué hubiera pasado si Diego hubiera dicho esa palabra...